La estrategia de una mañana
Actualizado: 26 jul 2022
Otra vez me agarró la tristeza y me dio por cantar boleros Cortar lechuga, desparpajos de color verde sobre la encimera. Me llevó de la mano a ocupar el espacio acuoso de sus gestos A barrer silencios y murmullos como el que espanta ladridos Que no son de poeta, ni manchan de negro las paredes. Estiro las sábanas que madrugan y las mañanas dormidas Y en un remanso de la sala, mi mano acaricia un aleluya.
Embaraza el sol una ventana e inunda la cercana hora de este día. Mientras, un rey pájaro, me mira desde el otro lado de la calle. El sol me abriga, abro la puerta y empujo a salir el quebranto. He de saber qué medida tiene la fragilidad de este momento. Envuelvo mi piel en un salto de calle, y canto entre gente que camina.
コメント